Aníbal Antonio navega al ras del agua.
Pasa Ethel y luego Ensor. Hay otro, lejano, que no me deja ver su nombre.
En el lugar donde vivo pasan muchos barcos.
Algún día voy a viajar en uno de ellos, mientras tanto los dibujo. Los miro.
Leo lo que dejan las líneas del agua a su paso.
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